Entrevista para DISEÑART_nº34 (abril 2009)

Bancos Zen, Godot, Miriápodo, Pleamar, Walden, Ponte, Dove, el bolardo Haiku, umbráculos, un aparcabicis a punto de presentarse en Construmat, una marquesina de autobús en pleno proceso de desarrollo… Está claro que el espacio público de las ciudades os importa e inspira. ¿Qué aportan estos diseños a las ciudades?

Javier: Nuestro planteamiento fundamental a la hora de diseñar cualquier elemento de mobiliario urbano, aún siendo conscientes de que su buena disposición o colocación en el espacio público depende en muchas ocasiones de otros profesionales como arquitectos, paisajistas o responsables municipales, no es el de llenar un espacio, sino mas bien el de crear un lugar; lo que pretendemos es dotar a esos elementos de un carácter que vaya más allá de su estricta funcionalidad y que por decirlo de alguna manera creen un ámbito de influencia positiva que vaya más allá de sus estrictos límites materiales.

Aunque pueda sonar grandilocuente nos gusta pensar en lugares donde la gente llegue a ser, no simplemente estar.

José Luis: Nos gusta imaginarnos, y esperamos que así suceda, que la gente busque, aunque sea inconscientemente, por ejemplo nuestros bancos para reunirse, o para esperar, para leer el periódico o para pensar, que en ellos se encuentren a gusto y que acudan a los parques o plazas en los que están situados porque en ellos se sienten bien.

Entendemos que el espacio público es un ámbito realmente complejo, en el que confluyen los trabajos de muchos profesionales (urbanistas, arquitectos, diseñadores…) y que el resultado cualitativo en la creación del mismo debe encontrarse en un equilibrio preciso en la actuación de todos ellos; nada conseguiríamos colocando unos magníficos bancos en una plaza invadida por la cacofonía del tráfico, al igual que sería fallido crear un parque esplendido dotado de columpios peligrosos para los niños.

El espacio público de nuestras grandes ciudades ¿es una asignatura pendiente para con la sociedad y el ciudadano?

Javier: Creemos que afortunadamente en los últimos años las cosas están cambiando y que el espacio público comienza a ser percibido por todos los agentes sociales como un espacio al que hay que dotar de sentido, no es suficiente simplemente con amueblarlo o decorarlo; el ciudadano comienza a tomar consciencia de que ese espacio es importante en su vida, a valorarlo, y comienza a exigir, y eso lo podemos comprobar a través de los medios por las polémicas ciudadanas alrededor de conflictos relacionados con la remodelación de calles y plazas, con las iluminaciones navideñas, etc.; las administraciones comienzan a percibir, o al menos deberían hacerlo, como ese espacio común puede llegar a funcionar como un instrumento para resolver conflictos como preconiza Jaime Lerner en sus “Acupunturas urbanas”.

¿Qué tipo de iniciativas se deberían adoptar por parte de administraciones y fabricantes?

Javier: Por una parte, las administraciones deberían llegar a entender que el ciudadano comienza a sentir ese espacio como algo importante en su vida, un espacio por el que no solo se transita o se circula, sino en el que establece muchas relaciones personales y sociales, a veces las únicas; el espacio público se está convirtiendo en el punto de encuentro de grupos sociales como ancianos, inmigrantes, desempleados, etc., etc. que hacen de las calles y las plazas algo así como su cuarto de estar.

A los fabricantes les pediríamos que ampliasen sus catálogos a nuevas tipologías, más allá de los consabidos bancos, papeleras y farolas; le pediríamos que arriesgasen y supieran ver, o dejasen ver al diseñador, nuevas posibilidades, nuevas respuestas para nuevas circunstancias.

Una propuesta, ¿cómo veríais que los ciudadanos participaran en el proceso creativo del mobiliario urbano de su ciudad? (a través de concursos de ideas, encuestas, cuestionarios, etc.)

Javier: Nos vais a permitir que comencemos nuestra respuesta planteando la siguiente hipótesis; qué nos parecería que el diseño de un complejo hospitalario se crease con ese mismo criterio, con ese planteamiento proyectual, dejando que la gente interviniese en el proceso creativo del mismo; creemos que la respuesta sería bastante obvia.

Si ahora retomamos la idea centrándola en el caso del mobiliario urbano, creemos que no nos costaría mucho reconocer que la gente, por lo general, desconoce términos como briefing, logística, tolerancias, scrap, prosémica, ergonomía, etc., etc., etc.

Debemos llegar a entender que la actividad del diseño, en cualquiera de sus especialidades, es una actividad profesional compleja en la que convergen multitud de factores (técnicos, económicos, estéticos…); también debemos comprender que un buen profesional del diseño intentará que en el resultado de su trabajo se vean representadas y satisfechas las necesidades y las inquietudes de los potenciales compradores y usuarios de los productos por él desarrollados.

En este sentido en díez+díez diseño siempre hemos mantenido que somos usuarios antes que diseñadores.

José Luis: Por esto nos molestan enormemente los concursos públicos que desde las administraciones se convocan periódicamente ya sea para diseñar un logotipo olímpico o la mascota de una exposición universal, por poner solo dos ejemplos; detrás de estas convocatorias populistas revestidas de falsos planteamientos democráticos se esconde en realidad un desprecio, o en el mejor de los casos un desconocimiento, hacia el trabajo profesional del diseñador, ya que el mensaje implícito en dichas convocatorias populares es el consabido “eso lo puede hacer cualquiera”; lo que se está haciendo, y esto es tremendamente peligroso, es trasmitir la idea, por lo demás bastante generalizada, de que el diseño se reduce simplemente a una resolución formal o estética, a una imagen.

¿Cualquier material es válido para dar forma a vuestros trabajos?; ¿Qué grado de investigación dedicáis en cada uno de ellos?

Javier: Por supuesto, cualquier material, al igual que cualquier tipología, puede despertar nuestro interés y ser soporte para plasmar nuestras ideas; creemos que es excitante la posibilidad que tiene el diseñador, en especial el de producto, se saltar de escala, de técnica de producción, de material; resulta gratificante, y poco aburrido, estar trabajando por ejemplo en pequeñas piezas cerámicas con un planteamiento muy íntimo y simultáneamente estar haciéndolo en desarrollo de un banco en hormigón de varias toneladas con un enfoque de escala urbana; a veces hemos pensado que nosotros utilizamos el diseño como excusa para pensar sobre el mundo, sobre el entorno que nos rodea.

José Luis: En cuanto al nivel de investigación en relación a los materiales debemos de reconocer que el margen de maniobra que nos han permitido hasta ahora los fabricantes es bastante limitado; tenemos que entender que en la mayoría de los casos los fabricantes poseen un dominio técnico y material bastante desarrollado dentro de su propia empresa, pero que les cuesta mucho abrir líneas de investigación más allá de ya controlado.

Javier: Por supuesto siempre hay excepciones; recientemente hemos trabajado para la empresa Metalibérica, líder mundial en la fabricación de elementos de baño en acero esmaltado o acrílico, que nos han permitido desarrollar la columna de ducha Ámbito a partir de un material, el CORIAN de DuPont, y unas tecnologías totalmente desconocidas para ellos.

Sabemos que vuestros trabajos se basan en ideas y pensamientos, y que os apoyáis en campos diversos de la creación. Una vez que toman forma, ¿qué mensajes transmiten?; ¿es éste el modo más limpio y auténtico de acercar el diseño al arte?

Javier: Si, de alguna manera lo que estamos haciendo es poner en práctica lo que el pensador maltés Edward de Bono define como pensamiento lateral o pensamiento divergente; nuestro punto de partida a la hora de desarrollar un proyecto podemos  encontrarlo transversalmente antes en un poema, en una secuencia cinematográfica, en la escenografía de una de obra teatral existencialista, que en el propio campo del diseño o del análisis estricto de la competencia del encargo que se nos hace.

A pesar de estos planteamientos intelectuales o conceptuales lo que tenemos muy claro es que no queremos que nuestros diseños sean portadores de mensajes explícitos más allá, por supuesto, de los que algún sesudo especialista en semiótica o psicoanalista freudiano pudiese llegar a encontrar; dichos planteamientos “intelectuales” los utilizamos estrictamente a modo de material interno de trabajo; nos daría miedo que dichos enfoques subyacentes emergieran y que la gente empezase a reconocer la filosofía vital de Samuel Beckett donde únicamente hay un banco, aunque como punto de partida para crear el banco Godot, hubiésemos partido del análisis de la escenografía de una obra teatral de dicho autor.

Si existe un mensaje que nos gustaría trasmitir con nuestros trabajos, y tal vez que alguien pueda escuchar si se acerca un poco a ellos, es el de la esencialidad, el de la sencillez.

Nuestra pretensión es que los objetos que nosotros diseñamos se conviertan en el atrezzo de la vida, nunca en los protagonistas de la misma.

En cuanto a nuestra relación con el arte tenemos que reconocer que es bastante tumultuosa y controvertida; no entendemos ese afán obsesivo y generalizado por convertir absolutamente todo en objeto de arte; nunca nos hemos planteado si el resultado de nuestro trabajo es o puede llegar a convertirse en arte, e incluso yendo más allá, nunca, al abordar un proyecto nos planteamos que lo que vamos a desarrollar es diseño, sino concretamente un banco, o un perchero, o una taza o una columna de ducha; para nosotros el diseño no es nunca un fin, sino un medio, una simple herramienta de trabajo; en definitiva nuestro planteamiento, y siempre nos remitimos a la frase del cineasta Jean Renoir, “el arte no es sino la manera de desarrollar un oficio”.

José Luis: Creemos además que es bastante peligroso presentar simultáneamente al diseñador como el definidor del entorno más cercano y cotidiano de la gente y a la vez presentarle como un creador artístico; creemos que esto en parte explica el divorcio que hasta hace poco ha existido entre diseño y público.

Los diseños de díez+díez diseño ¿son vehículos de comunicación, interactúan con los usuarios?

Es decir, diseño funcional sin más, ¿NO, gracias?

Javier: Por supuesto que nuestra intención primera y última es que nuestros diseños entren a formar parte de la vida de la gente, pero como acabamos de explicar, de una manera sosegada, tranquila, esencial, sin estridencias.

Lo que también entendemos es que afortunadamente el abanico de la estricta racionalidad se ha abierto para dar cabida a enfoques alrededor del objeto hasta ahora mal vistos por la ortodoxia funcionalista; de repente se ha descubierto que lo lúdico, lo poético, lo mágico, pueden entrar en nuestras vidas a través de los objetos más cotidianos: ¿por qué un objeto no puede cumplir perfectamente la función para la que fue creado y a la vez hacernos sonreír o soñar?

Pragmatismo e Idealismo ¿son conceptos que hermanan bien en el diseño?; ¿por qué?

Javier: Si, o al menos deberían hacerlo, si de lo que estamos hablando es de buen diseño; como hemos visto el diseño es una actividad profesional muy compleja, más de lo que en ocasiones  se nos hace ver, y que va muchísimo más allá de la simple definición estética o formal de los objetos; por ello si en un proyecto conseguimos hacer confluir el pragmatismo inmediato que resuelve los problemas del aquí y ahora, con el planteamiento idealista de hacer nuestro entorno material cada día un poco mejor estaremos hablando sin duda de buen diseño.

¿Hacéis examen de autocrítica con vuestros trabajos?; ¿es un ejercicio que os ayuda a acercar-divulgar más vuestros diseños?

Javier: Obviamente cuando se llega a producir uno de nuestros diseños, éste ha pasado por todo un proceso en el que se han evaluado múltiples factores, en el que se han barajado pros y contras de determinadas decisiones, en el que se ha intentado encontrar un equilibrio óptimo, que no necesariamente perfecto, entre diversas variables; por todo ello queda claro que la autocrítica está presente en todo nuestro trabajo.

Pero no nos conformamos con contemplar y asumir esta autocrítica, y nos interesa de una manera fundamental la crítica y el comentario, no necesariamente elogioso, que pueda provenir del mismo fabricante, una vez que el producto está fabricado, o del público que compra y usa nuestros diseños; por ello estamos muy atentos a todos aquellos comentarios que nos puedan trasmitir comerciales, vendedores o más difícilmente compradores; esto por ejemplo nos ha llevado en alguna ocasión a corregir algún punto concreto de nuestro trabajo o a ampliar con nuevas versiones diseños existentes como es el caso del banco Zen para mago:urban,  que comenzó como un simple elemento individual pero que en la actualidad está desarrollando su sexta versión; o el mueble auxiliar Baxter, que originalmente se diseño como elemento de pié pero que gracias al comentario de vendedores y ocasionales compradores hemos ampliado a una versión de sobremesa y otra de pared, estando estudiando en la actualidad la versión de botellero.

En estos tiempos tan difíciles ¿Qué mensaje enviaríais a la industria del diseño español?

Javier: En una época como la actual, de crisis, incógnitas e incertidumbres, tal vez el mensaje fundamental que nos gustaría trasmitir, sobre todo a nuestros potenciales clientes, es el de hacer ver el diseño como una actividad cuya misión fundamental, siempre que ha sido bien utilizada, ha sido el de dar respuestas certeras a problemas concretos; nos gustaría que se empezase a olvidar el uso cosmético y puramente publicitario que se hace del diseño y que creemos que ha generado en nuestro ámbito profesional nuestra propia parcela especulativa, haciéndonos cómplices y parcialmente responsables de la situación por la que atravesamos.

Como diseñadores pensamos que debemos asumir nuestra propia responsabilidad a la hora de redefinir el mundo que queremos y que dicha responsabilidad debería saber conjugar los verbos hacer con reflexionar.

En alguna ocasión habéis dicho que sois más partidarios de vender 1 millón de objetos a 1 euro que 1 objeto a 1 millón de euros. El mercado actual ¿es sensible a esta máxima?

José Luis: Creemos que las circunstancias mandan, y que el objeto “de diseño” (término que odiamos) que se cotiza en el mundo del lujo no es sino una especie de habitación del pánico en la que refugiarse, falsamente, de un mundo en crisis; preferimos estar cerca del gran público, ya que en definitiva formamos parte de él, y entrar en sus vidas, para mejorarlas, aunque sea con un objeto de 1 euro.

Seguís queriendo trabajar para Muji e Ikea. ¿Son firmas que arriesgan?

Javier: Nos interesan no tanto por su capacidad de riesgo como por la relación que establecen, sobre todo Muji, entre diseñador y comprador; me explicaré, lo que nos interesa es que presenten las cualidades del objeto que venden (precio equilibrado, sencillez, respeto por el medio ambiente, etc., etc.), que en definitiva son las cualidades que debe tener un buen diseño según nuestro criterio, por delante, e incluso anulando la presencia, o mejor dicho, la personalidad del diseñador; estamos saturados de esos productos que se nos intenta vender anteponiendo el nombre de su creador a las cualidades intrínsecas del mismo producto.

José Luis: Nuestro gran sueño profesional sería el poder llegar a desaparecer mediáticamente de las revistas, las exposiciones, los premios, en definitiva de los focos, pero que de una manera natural los clientes siguieran llamando a nuestra puerta y sobre todo que nuestros productos siguiesen llegando a la gente.

¿Os gustaría dar el salto a otros retos profesionales, como el diseño de interiores?

José Luis: Si, especialmente a mí que soy interiorista; nos gustaría dar el salto del relato a la novela como hemos explicado en alguna ocasión y tener la posibilidad de conjugar toda una serie de elementos que como diseñadores de producto se nos escapan.

Javier: Como diseñadores tenemos siempre en mente dos escenarios potenciales para nuestros productos, uno es la tienda y otro es el del espacio donde van a “vivir” nuestros diseños (plazas, calles, oficinas, espacios domésticos); trabajamos mucho intentando visualizar esos escenarios con gente real y usos reales de las cosas; aún así y como es fácil de entender nunca podemos llegar a saber con certeza dónde y cómo acabará el fruto de nuestro trabajo; por eso nos encantaría introducirnos en el mundo del interiorismo; estamos deseando poder crear un café o un restaurante o sobre todo un hotel, donde poder crear ese atrezzo total del que antes hablábamos.