Entrevista para L’ANTIC COLONIAL (Marzo 2009)
¿Cómo empezó vuestro interés por el diseño?
En nuestro caso el interés fue inicialmente por el mundo de la arquitectura, en el que descubrimos como grandes arquitectos se habían enfrentado al mundo del objeto dotándole de una verdadera importancia, y percibiéndolo como una pieza más, pero no menor, en la definición del entorno material surgido de las consecuencias y necesidades de la II Guerra Mundial; estamos hablando de los grandes arquitectos y artistas surgidos de la Bauhaus, de los componentes neoplasticistas holandeses del grupo De Stijl, de los constructivistas soviéticos, etc., y que posteriormente conformaron el Movimiento Moderno y los muy interesantes regionalismos críticos.
Por una serie de avatares personales yo, Javier, acabé estudiando diseño de industrial y mi hermano José Luis, interiorismo, intentando cubrir un abanico proyectual lo más amplio posible, de cara a crear un estudio, como así sucedió, en el que pudiésemos asumir encargos muy diferentes.
Nos podríais explicar cómo es el día a día en el estudio de díez+díez diseño.
Simplificando mucho podemos decir que el trabajo diario del estudio lo lleva directamente Javier, ya que José Luis a su vez trabaja desde hace 15 años en B+R Arquitectos Asociados, un importante estudio madrileño de arquitectura; por tanto el enfoque inicial y el desarrollo del proyecto recae en un 80% sobre Javier, funcionando José Luis a modo de una especie de sector crítico que se enfrenta al proyecto desde la perspectiva objetiva de un mero espectador; es este distanciamiento el que le permite formular correcciones o comentarios esporádicos que podría formular alguien ajeno al proyecto, podríamos decir que no contaminado por el subjetivismo del acto creativo, pero utilizando las herramientas y enfoques propios de un experto proyectual.
Esto también es así por el tipo de encargos que a día de hoy recibimos, básicamente diseño de producto; suponemos que el día que empecemos a tener encargos centrados en el mundo del interiorismo este planteamiento actual se invertirá.
Cuando llega un proyecto al estudio, ¿cuál es su método habitual de trabajo?
Tenemos que reconocer que después de llevar unos 12 años como estudio hemos creado un sistema de trabajo bastante peculiar, si se nos permite el término; el enfoque que procuramos establecer cuando recibimos un encargo se basa en un análisis conceptual de lo que puede suponer el objeto del encargo, pero casi nunca desde la perspectiva propia del mundo del diseño, sino desde cualquier otro campo de la creación, ya sea literaria, filosófica, cinematográfica, etc.; es lo que hemos venido llamando transversalidad o en palabras de Richard de Bono, el pensamiento lateral.
A partir de ese punto de partida conceptual, procuramos escribir pero sobre todo pensar alrededor del objeto, utilizándolo en muchos casos como excusa para pensar en el mundo, en el entorno material, en el que posteriormente ese proyecto se inscribirá ya materializado como producto.
A continuación, y alrededor de lo que denominamos alma conceptual, comenzamos un breve proceso de bocetado cuyos resultados son permanentemente contrastados con la síntesis del proceso anterior, y que en todo momento nos indica, a modo de balizas en medio de la niebla, el camino idóneo a seguir.
A partir de la elección de una determinada solución o propuesta es cuando nuestro proceso recupera el camino de la ortodoxia proyectual con los consabidos estudios de variables, versiones, análisis volumétricas, procesos industriales, etc., etc., etc.
Diseño industrial, mobiliario público…Habláis de “pasar del relato a la novela”, ¿cómo sería un espacio de diez+diez diseño?
Nos gustaría poder crear espacios que llegasen a ser verdaderamente vividos, no meramente transitados u ocupados; nos gustaría que esos espacios funcionasen, entendiendo en su verdadera dimensión la metáfora cinematográfica, como atrezzo de la vida pero nunca como su protagonista, la verdadera protagonista de la vida ha de ser la gente, nunca las cosas; de alguna manera es lo que ya hacemos en el terreno del diseño de producto, creando objetos, cosas, funcionales, pero silenciosas, estéticas, pero discretas.
¿Qué reivindicación hay en vuestro diseño?
Básicamente unos ideales de esencialidad en el producto y cercanía para con el usuario.
Por esencialidad entendemos el despojamiento al que sometemos a nuestros trabajos de todo aquello superfluo, innecesario, gratuito que nos impidiese percibir el eco original del arquetipo al que nos enfrentamos; quisiéramos que dicha esencialidad no se confundiese en modo alguno con el socorrido y vacuo minimalismo, que a día de hoy se ha convertido en una simple etiqueta mediática vacía de contenido y reducida a un simple recetario simplista de formulaciones ad hoc.
Por cercanía al usuario queremos hacer ver que el destino primero y último de nuestro trabajo es el comprador, o más genéricamente el usuario del mismo, nunca las portadas de las revistas, las vitrinas de las exposiciones o los catálogos de los museos.
Diseño es una palabra en boca de todo el mundo, ¿Que es el diseño para vosotros?
En realidad para nosotros el diseño no es sino una herramienta de trabajo, una manera de enfrentarnos al encargo que nos hace un cliente para dar como resultado un producto, sin olvidar por supuesto al comprador o el usuario de dicho producto, que para nosotros es el verdadero destinatario de nuestro trabajo, o parafraseando a Munari, de nuestro oficio; algo que tenemos muy claro en díez+díez diseño es que somos compradores y usuarios antes que diseñadores, y que no diseñaríamos nunca nada que no quisiéramos encontrarnos en las casas que habitamos, en los estudios en los trabajamos o en las ciudades que recorremos.
¿Qué no tolerarían en un proyecto?
Nos preocuparía que en alguno de nuestros trabajos la forma, la imagen, la estética primase o careciese de ese alma conceptual del que antes hemos hablado; entendemos que en nuestro trabajo el componente formal es fundamental, sobre todo estando inmerso en una sociedad donde la imagen prima y donde la reflexión frente al vértigo de la actualidad acuciante está en peligro de extinción, pero intentamos que esa imagen posea siempre un contenido; nos preocupa una sociedad del re-conocimiento instantáneo y superfluo frente a una del conocimiento profundo y pausado.
¿Funcionalismo o belleza?
Creemos que se trata de una dicotomía falsa y afortunadamente superada; un buen diseño será aquel en el que el balance entre estos dos factores, entre otros muchos, se encuentre en equilibrio; si se nos permite responderemos planteando dos preguntas; primera, el hecho de que un objeto funcione de manera precisa, acorde con los requerimientos para los que fue creado, ¿no lo acerca a un estadio de serenidad cercano a la belleza?; segunda ¿no puede ser percibida la belleza, al igual que podría hacerlo la poética o la ironía, como otro tipo de funcionalidad?
¿De qué obra suya se sienten más orgullosos?
Es una pregunta fácil de formular pero difícil de responder; hay que entender que cada proyecto nace de encargos muy diferentes, de clientes muy dispares y que han vivido procesos de creación con avatares diversos; por decirlo de otra manera, asumimos y aceptamos todos nuestros trabajos a pesar de sus imperfecciones o de las dificultades que surgieron en su proceso de creación.
Tal vez citaríamos dos, la librería VIRTUAL, producida por MisCeL·LàNia, y el banco GODOT, producido por Escofet 1886; se trata de dos productos en los que confluyen de manera más clara y completa los elementos primordiales de nuestro trabajo, esto es, esencialidad, transversalidad, serenidad y funcionalidad.
¿Creen que los materiales naturales pueden encajar en los proyectos de vanguardia?
Pueden y deben hacerlo, pero siempre desde la perspectiva de una situación como la actual, la de un escenario global donde la constatación de que los recursos son limitados y donde el modelo de crecimiento ha de ser puesto en entredicho y por ello revisado y reformulado.
Y decimos que deben hacerlo ya que se trata de materiales que por su propia esencia se encuentran ligados a la cultura material del ser humano, y por ello pueden introducir un factor de cercanía en el objeto contemporáneo que haga que su vida útil se vea prolongada en el tiempo y por ello fomente la sostenibilidad; un ejemplo, existen más posibilidades de que una silla de madera pase de generación a generación, siempre que no sea de IKEA, a que lo haga una de plástico; y esto es así porque la cultura y la percepción de la mayoría de los productos “industriales” no tiene más allá de un siglo de existencia, mientras que en materiales como la madera, la piedra o el vidrio, el público identifica pulsiones milenarias.
¿Qué valor puede aportar un material noble a un proyecto?
El valor del tiempo; el material noble posee dicha cualidad por el refrendo que el paso de los siglos y su utilización por parte de culturas y sociedades muy diversas ha hecho de él; el material noble es por decirlo de alguna manera, y perdón por la redundancia, una materialización, una condensación geológica o biológica del tiempo, de la memoria.
Ello hace que la utilización de materiales nobles, y por extensión naturales, en proyectos de diseño contemporáneos consiga conjugar el tiempo pretérito aportado por el material en sí, con la proyección en el futuro que hace, o debería hacer la disciplina del diseño.
¿Nos podríais hablar de vuestros proyectos más recientes?
Nos gusta más hablar de los proyectos en los que estamos inmersos que en los que ya se han materializado; ahora mismo estamos desarrollando trabajos muy diferentes tanto en escala o materiales como en su enfoque y complejidad proyectual, que van desde una pinza para tender la ropa planteada desde la perspectiva de las personas con disfunciones en las manos, a marquesinas de autobuses con un planteamiento constructivo totalmente innovador, pasando por una mesa de trabajo, o mejor dicho un espacio de trabajo, que se insertaría en los estudios profesionales, en las oficinas o incluso en los ámbitos domésticos ligados al teletrabajo de una manera radicalmente nueva.
Por último, ¿un diseñador de referencia para vosotros?
Esta pregunta se nos ha hecho muchas veces y con el tiempo nos hemos dado cuenta de que hasta ahora siempre respondíamos dando algún nombre, sincero en su enunciación, pero cuya respuesta no dejaba de reflejar una profunda paradoja frente a nuestra relación entre diseño y diseñador; nuestra filosofía al respecto se encuentra reflejada en nuestro “retrato desenfocado” cuyo mensaje subyacente es el de que reconocemos y queremos que la sociedad reconozca la existencia y la importancia de un profesional del diseño detrás de cualquier producto, aunque nos resistimos al protagonismo excesivo, y muchas veces paródico, que en ocasiones se le otorga.
Por ello hoy en día, sin soslayar la pregunta, responderíamos citando a Naoto Fukasawa, pero intentando difuminar o enmascarar su nombre mediante la ubicación de su trabajo, o gran parte de sus trabajos (no todos), y de su pensamiento, por delante de su figura mediática.